miércoles, 20 de enero de 2016

Rubén Darío (III): "Cantos de vida y esperanza".


En 1905 aparece Cantos de vida y esperanza, que marca la culminación de la lírica de Rubén Darío. En los Cantos veremos cómo surgen nuevas preocupaciones, de tipo novomundista, sobre la comunidad hispánica. Hay un cambio de tema, aunque no del todo radical porque todavía perviven algunos temas parnasianos propios de su libro anterior. Sin embargo, la expresión a veces tiende a la ironía e incluso a un lenguaje tomado del habla cotidiana, algo totalmente reñido con el preciosismo de los parnasianos.

Un tema frecuente en este nuevo libro es la desilusión que ha sufrido Rubén Darío al llegar a su madurez, cuando han desaparecido todos sus sueños de adolescente. La "Canción de otoño en primavera" habla de una vida llena de amores frustrados que han dejado un poso de amargura y tristeza.

Más triste es el poema llamado "Nocturno". Las imágenes preciosistas de su juventud quedan degradadas ("el cisne entre los charcos", "la azucena tronchada por un fatal destino"), lo cual convierte este texto en uno de los más intensos del poeta nicaragüense. En él se alude al alcoholismo que arrastró a Rubén Darío hasta la muerte; el autor es consciente en el poema de su propia autodestrucción: 

El ánfora funesta del divino veneno
que ha de hacer por la vida la tortura interior

Conclusiones igualmente angustiosas se encuentran en el famoso poema "Lo fatal", con el que se termina el libro. En él desea ser planta o incluso piedra para no tener que sentir ni darse cuenta de que la vida no tiene sentido y de que todos los seres humanos estamos condenados a morir.

Junto a estos poemas pesimistas, aparece un segundo grupo de composiciones dominadas por la esperanza en el cambio político, el deseo de que la comunidad hispana se regenere y triunfe sobre el imperialismo de Estados Unidos. El poema más conocido sobre este asunto es “La salutación del optimista”, canto a la valía y a la unidad de los pueblos hispanos después de fracasos como el de España en la guerra de Cuba o la invasión de Panamá por Estados Unidos.


Más fácil de entender y más directo es la oda “A Roosevelt”, presidente de los Estados Unidos. La primera parte del poema es un retrato del país norteamericano, depredador de Hispanoamérica. Roosevelt representa la fuerza bruta de una sociedad materialista a la que le falta sin embargo Dios.


Paralelamente a la crítica a la civilización norteamericana, en “Las letanías de Nuestro Señor don Quijote” hace Rubén Darío una alabanza al personaje de la novela más famosa en lengua española. Don Quijote es el símbolo de la identidad hispana, que está sufriendo la humillación del imperialismo estadounidense. 

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