martes, 19 de enero de 2016

La lírica modernista (IV): La poesía regeneracionista y mundonovista.

Los poetas del Modernismo supieron compaginar perfectamente el subjetivismo extremo de la poesía simbolista, centrada en expresar mediante símbolos y sugerencias las angustias y emociones más íntimas del poeta, con otro tipo de poesía que miraba hacia la realidad social. Los poetas modernistas no solo se interesaron por mundos exóticos y lejanos, sino que también se preocuparon por los problemas del pueblo español y americano y trataron de escribir una poesía más clara y fácil de entender. 

En América, el movimiento político de indignación contra el imperialismo norteamericano y de reivindicación de la identidad latinoamericana se llamó Mundonovismo. El mejor ejemplo de esto es el nicaragüense Rubén Darío, el mejor parnasiano en lengua española pero a la vez el primer poeta que, en su libro Cantos de vida y esperanza, alza la voz contra el imperialismo de Estados Unidos y sus planes de someter económicamente a toda América Latina en poemas como la oda "A Roosevelt". En este libro aparece un tema nuevo (la comunidad hispánica y su destino común) y también unas formas nuevas, alejadas de la delicadeza parnasiana o de la musicalidad simbolista: el lenguaje se hace a veces vulgar como en el habla cotidiana y el tono es irónico e incluso sarcástico. 

Sin embargo, mucho antes de Darío ya había escrito el cubano José Martí sus Versos libres. Es un libro con interesantes renovaciones métricas y símbolos que expresan inquietudes espirituales, pero a la vez confiesa en él sus principios éticos y políticos y su deseo de que Cuba sea libre del dominio español y estadounidense. 

En Perú, José Santos Chocano fue un poeta de enorme éxito por todo el continente americano debido a sus obras mundonovistas como Alma América, en la que canta de una forma exuberante los temas indígenas, el paisaje, la flora, la fauna y las leyendas de América Latina. 
El peruano José Santos Chocano.
En el soneto "Las selvas", Santos Chocano desea reflejar la realidad exótica americana en la poesía del momento, con la intención de reivindicar su tierra frente a la cultura europea y norteamericana.
Cada selva en su pompa de rumores,
Sobre la ostentación de los follajes,
Copia el frufrú de los sedosos trajes
Y en la seda después pinta sus flores.

Luce insectos de gasa brilladores,
Pájaros de vivísimos plumajes,
Fieras dignas de verse en los paisajes
De una artística alfombra de colores.

La selva tropical que por frondosa
Finge la cabellera de una hermosa,
de día, entre penumbras se recata;

y, de noche, sujeta su peinado
con un fulgor de luna, atravesado
como si fuese un alfiler de plata…

Como ya hemos visto, este mismo movimiento en España fue llamado con el nombre de Regeneracionismo, y afectó igualmente al género lírico. La poesía regeneracionista aprovechó la tendencia a describir paisajes que ya había iniciado el Simbolismo, pero en este caso los paisajes no servirán ya para expresar estados de ánimo del poeta, sino reflexionar sobre la realidad social de las regiones españolas. El más importante poeta regeneracionista fue Antonio Machado gracias a la composición de su libro Campos de Castilla, en el que sacrifica la expresión oscura y el pensamiento complejo del Simbolismo por una expresión clara de un ideal ético y político de regeneración de la sociedad española. El paisaje castellano, pobre y seco, se corresponde con las gentes castellanas, que viven en la pobreza y el atraso desde hace siglos. También se incluyen en Campos de Castilla algunas sátiras que critican el caciquismo de los políticos y el tradicionalismo. 

Antonio Machado.
Este es un fragmento del poema "Campos de Soria", perteneciente a Campos de Castilla.

¡Las figuras del campo sobre el cielo!
Dos lentos bueyes aran
en un alcor, cuando el otoño empieza,
y entre las negras testas doblegadas
bajo el pesado yugo,
pende un cesto de juncos y retama,
que es la cuna de un niño;
y tras la yunta marcha
un hombre que se inclina hacia la tierra,
y una mujer que en las abiertas zanjas
arroja la semilla.
Bajo una nube de carmín y llama,
en el oro fluido y verdinoso
del poniente las sombras se agigantan.

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