martes, 19 de enero de 2016

La lírica modernista hispánica (V): La poesía entre el Decadentismo y el Expresionismo.

La actitud de rebeldía de los jóvenes modernistas provocó desde comienzos de este movimiento numerosos poemas de exaltación de conductas antisociales, escritos con una estética feísta. El Decadentismo, como ya vimos, es una tendencia que consiste en escandalizar a la burguesía con temas desagradables, prohibidos o morbosos. 

Se hace frecuente en el Modernismo la poesía que trata el tema de la vida bohemia, es decir, la vida al margen de las reglas sociales en la que se vuelven frecuentes el alcoholismo, el consumo de drogas o las relaciones con el mundo de la prostitución y la delincuencia. Esto da lugar a unas obras líricas, parecidas a otras que hemos visto en el Romanticismo, que insisten en lo macabro, lo siniestro y lo deprimente. Ejemplos de ello son libros como Luchas o La copa del rey de Thule de Francisco Villaespesa, Ninfeas y Almas de violeta del jovencísimo Juan Ramón Jiménez y Románticas o El caballero de la muerte de Emilio Carrere, poeta conocido en su época como "príncipe de la bohemia".


Francisco Villaespesa
  Este soneto de Villaespesa, titulado "Histérica", es típico del Decadentismo. En él se retrata a una mujer fatal en toda regla: una cortesana perversa y sadomasoquista que vive en la antigua Roma de las bacanales y los sangrientos combates de gladiadores.




Enferma de nostalgias, la ardiente cortesana,
al rojizo crepúsculo que incendia el aposento,
su anhelo lanza al aire, como un halcón hambriento,
tras la ideal paloma de una Thule lejana.

Sueña con las ergástulas de la Roma pagana;
cruzar desnuda el Coso, la cabellera al viento,
y embriagarse de amores en el Circo sangriento
con el vino purpúreo de la vendimia humana.

Sueña... Un león celoso veloz salta a la arena,
ensangrentando el oro de su rubia melena.
Abre las rojas fauces... A la bacante mira,

salta sobre sus pechos, a su cuerpo se abraza...
¡Y ella, mientras la fiera sus carnes despedaza,
los párpados entorna y sonriendo expira!
Emilio Carrere, príncipe de la bohemia madrileña
 "Flor de bohemia" es un soneto en el que Carrere exalta la vida bohemia, pobre pero digna.
Aunque es el mundo un viejo hospital de incurables
la vida en nuestro idilio fue dulce y oportuna,
y así, unidos en lánguidos besos interminables
íbamos por los parques, en los claros de luna.

Y en las horas floridas de sentimentalismo,
pusimos áureos sueños de amor, sobre las plagas
del Dolor, la Miseria y la Muerte, lo mismo
que un leproso que pone rosas sobre sus llagas.

Nuestros amigos eran los clásicos buscones,
los tristes vagabundos, los poetas hampones,
las rameras que llevan risa y beso en la boca

y son cual la alegría que pasa. Y en aquella
corte de los Milagros, mi pobre Risa Loca,
con su carita pálida, parecía una estrella.
El mexicano Salvador Díaz Mirón.
En México, Salvador Díaz Mirón escribe Lascas a partir de su encarcelamiento por haber asesinado a un rival político. Aunque sus versos tiene el lujoso estilo del Parnasianismo, se trata de una poesía pesimista obsesionada con la noche, la prisión y la muerte. El erotismo y el deseo de morir se funden y confunden frecuentemente. A menudo la belleza de la escritura acaba volviéndose fea y grotesca, debido a su deseo de hablar de las realidades más degradantes y desagradables como hacen los decadentistas.


Este poema de Díaz Mirón se titula "El muerto". En él sigue fielmente el principio decadentista de crear arte a partir de lo desagradable y macabro, retratando a un cadáver con el mismo lujo de detalles con que los parnasianos describían obras de arte.
Como tronco en montaña venido al suelo.
Frente grandiosa y limpia, soberbia y pura.
Negras y unidas cejas, con la figura
del trazo curvo y fino que marca el vuelo.

De un pájaro en un croquis que apunta un cielo.
Nariz igual a un pico de halcón albura
de canas. ¡El abeto, ya sin verdura,
dio en tierra y está en parte cinto de hielo!

El ojo mal cerrado tiene abertura
que muestra un hosco y vítreo claror de duelo,
un lustre de agua en pozo yerta en su hondura.

Moscas espanto y quito con el pañuelo;
y en la faz del cadáver sombra insegura
flota esbozando un cóndor al par que un velo.
Un caso especial de poesía decadentista lo constituye Manuel Machado. Casi a finales del Modernismo, en 1909, publica El mal poema, libro en el que muestra un estilo deliberadamente vulgar, atento a lo más repulsivo y feo de la gran ciudad. Se trata de una poesía sobre lo monstruoso y lo perverso, acompañada de una actitud cínica e irónica, que se resigna a cantar lo cotidiano y lo vulgar. Con estos poemas, Manuel Machado hace que la poesía decadentista española dé el paso hacia el Expresionismo.
Manuel Machado titula a este poema "chouette" ("Lechuza" en francés). Habla en tono irónico de la hipocresía de los burgueses, que llevaban una doble vida teniendo como amantes a prostitutas que debían vivir marginadas en el mundo de la noche como las lechuzas.
En cualquier parte hay un espejo,
un poco de agua clara y un peine. Y si la nena
es bonita, ¡ya esta! La noche pasa,
y el nuevo día llega.
Y no se te conoce
la batalla de amor ni a ti ni a ella.

Y luego, son dos vidas
separadas, ajenas,
dos mundos. Tú, al trabajo
cotidiano, a la eterna
lucha, pequeña o grande, cosas de hombre
archisabidas... Ella,
a dormir y a esperar la noche. Y viene
la noche, y la despierta.
Finalmente, hay que mencionar a Ramón del Valle-Inclán, que escribió tres libros de poesía. El primero, Aromas de leyenda, se puede considerar prerrafaelista, pero el segundo (El pasajero) refleja la fascinación de los decadentistas por las ciencias ocultas y la brujería. Por último, en La pipa de kif cambia totalmente de estilo y elabora un poemario completamente expresionista, con un lenguaje y unas imágenes distorsionadas y grotescas y un humor cínico similares a los que aparecen en su teatro esperpéntico. 


Ramón del Valle-Inclán.

Este es un fragmento del poema que da nombre a La pipa de kif de Valle-Inclán. En él se hace una alabanza a la marihuana en un tono humorístico. La alabanza es tan exagerada (llega a santificar la marihuana al identificarla con elementos sagrados de todas las religiones) que el resultado resulta grotesco, como en el Expresionismo. 
¡Verdes venenos! ¡Yerbas letales
de paraísos artificiales!

A todos vence la marihuana
que da la ciencia del Ramayana.

¡Oh marihuana, verde neumónica,
cannabis índica et babilónica!

Abres el sésamo de la alegría,
cáñamo verde, kif de Turquía

Yerba del viejo de la Montaña,
el Santo Oficio te halló en España.

Yerba que inicias a los fakires,
llenas de goces y Dies Ires.

¡Verde esmeralda – loa el poeta
persa – tu verde vistió el profeta!

(Kif – yerba verde del persa – es
el achisino bhang bengalés.

Charas que fuma sobre el diván,
entre odaliscas, el Gran Sultán) 

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