Los primeros poetas modernistas españoles, con un pie aún en la poesía realista (son seguidores de Bécquer) y otro en el nuevo movimiento literario, son Manuel Reina, Ricardo Gil y Salvador Rueda. Estos tres escritores se caracterizan por ser los primeros en renovar completamente la métrica, llenando sus poemas de sorprendentes efectos sonoros (estrofas nuevas, rimas originales, juegos de sonidos...). También aparecen en sus poemas por primera vez temas típicamente modernistas, como la exaltación de la idea de la belleza, la recreación del mundo antiguo o de mundos exóticos, escenas y personajes propios de la bohemia...
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Manuel Reina |
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Ricardo Gil en una ilustración de la prensa de la época. |
Este soneto de Salvador Rueda forma parte de una serie de sonetos llamada "La bacanal". Aquí, en lugar de describir el mundo andaluz, Rueda evoca una decadente fiesta de la antigua Roma sin escatimar en adjetivos y alusiones sensoriales.
Está de fiesta la triunfante Roma;
desierto y mudo su elocuente Foro;
con estallar de estrépito sonoro
la delirante bacanal asoma.
No importa que minando la carcoma
esté su base de sillares de oro,
ni que entre mares de imborrable lloro
caiga como la impúdica Sodoma.
El festival con su esplendor la baña,
y sus noches magnificas recrea,
y con báquicos bailes le acompaña.
Y Roma, entre el festín que la rodea,
vacila como tronco en la montaña
que, antes de herirlo, el viento bambolea.
Mientras tanto, en Cuba, Julián del Casal escribe varios libros inspirándose en los parnasianos y decadentistas franceses, compuestos por poemas sobre mundos exóticos y civilizaciones antiguas: Versalles, la Italia renacentista, Venecia... Es una poesía musical, colorista, lujosa, que expresa el desprecio por la vulgaridad de la sociedad burguesa. A estos temas se añaden otros temas decadentistas, como el de las drogas, el sadismo y el satanismo.
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El cubano Julián del Casal, fallecido a los 30 años. |
Este soneto en versos alejandrinos, titulado "Mis amores", es una declaración de intenciones: Julián del Casal confiesa su fascinación por la belleza suprema que hay en los objetos de lujo, tema frecuente en todo el Parnasianismo.
Amo el bronce, el cristal, las porcelanas,
las vidrieras de múltiples colores,
los tapices pintados de oro y flores
y las brillantes lunas venecianas.
Amo también las bellas castellanas,
la canción de los viejos trovadores,
los árabes corceles voladores,
las flébiles baladas alemanas,
El rico piano de marfil sonoro,
el sonido del cuerno en la espesura,
del pebetero la fragante esencia,
y el lecho de marfil, sándalo y oro,
en que deja la virgen hermosura
la ensangrentada flor de su inocencia.
Sin embargo, la gran revolución en la lírica modernista hispánica es protagonizada por el poeta de Nicaragua Rubén Darío. Su libro Prosas profanas es el primero con el que triunfa el Parnasianismo. En él crea un mundo lleno irreal lleno de marquesas, sonoridades, semidioses griegos y figuras exóticas de civilizaciones orientales. También existen temas medievales inspirados en el Prerrafaelismo.
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Estudiaremos detenidamente a Rubén Darío en la próxima clase. |
Ya entrado el siglo XX, el Parnasianismo apenas caló en España. Solamente hubo un poeta español totalmente parnasiano: Antonio de Zayas, que describió lujosamente objetos artísticos en libros como Joyeles bizantinos y Retratos antiguos. El resto de poetas, como Manuel Machado en su libro Apolo, recurre a menudo a descripciones del tipo parnasiano, pero con una intención simbolista: los objetos descritos son símbolos de estados de ánimo del poeta.
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Antonio de Zayas. |
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