viernes, 15 de enero de 2016

1. Desencanto del progreso

En la segunda mitad del siglo XIX, época en la que se produce la literatura realista, la sociedad europea está dominada por la burguesía conservadora. Esta clase social se apoyaba en la fe en el progreso de las ciencias y de la tecnología, es decir, en la creencia de que la ciencia arreglaría todos los problemas humanos y de que la industrialización llevaría a la humanidad a la prosperidad y la felicidad.



La tecnología avanzó muchísimo, efectivamente: en esta época se inventan, por ejemplo, la bombilla, el tranvía, el telégrafo, el fonógrafo, el cine y el automóvil. Sin embargo, esto no evita que se den grandes conflictos sociales que provocan una crisis en la mentalidad europea, la cual es el origen del Modernismo.

Fonógrafo.

Telégrafo

Publicidad de las primeras películas, dirigidas por los hermanos Lumière.
Primeros automóviles.

Por un lado, el artista, que había sido un personaje importante en la sociedad del Romanticismo, ahora pasó a ser un marginado en esta sociedad conservadora de mediados del XIX, pues las artes y la escritura eran actividades que no producían tanto dinero como los negocios y la banca, y por eso eran despreciadas por los burgueses. Por ello, el artista se vio obligado a llevar una vida de pobreza y marginación y empezó a rebelarse contra la falta de sensibilidad, el materialismo y las rígidas normas de la sociedad burguesa: era un estilo de vida que se conocía como bohemia.

Toulouse-Lautrec pintó frecuentemente a los artistas bohemios de París divirtiéndose al margen de las normas sociales en lugares todavía hoy muy famosos, como el Moulin Rouge.
Por otra parte, la burguesía, que al principio del siglo XIX era progresista y luchó contra la aristocracia y la Iglesia para conseguir mayores libertades, en la segunda mitad de este siglo volvió a aliarse con estos dos antiguos grupos sociales para controlar y reprimir muy duramente a la clase trabajadora, que estaba siendo sometida a condiciones de semiesclavitud en las fábricas. En esta época es cuando surgen los primeros movimientos socialistas: el anarquismo y el comunismo, que luchan por una mayor libertad de los trabajadores y por una sociedad más igualitaria y más justa.

Cartel socialista inglés (traducido al español) en el que se denuncia cómo las clases altas del siglo XIX explotaban a la clase trabajadora. 

Por consiguiente, a finales del siglo XIX (alrededor de 1890) y principios del siglo XX (hasta 1910 aproximadamente) se extiende por toda Europa un sentimiento de desencanto, una pérdida de la fe en el progreso y en la industrialización, y una actitud de rebeldía contra la sociedad burguesa de la época del Realismo. Los artistas modernistas, al contrario que los realistas, no van a escribir obras en las que se describe la ciudad con gran detallismo y usando métodos científicos, porque consideran que la vida en las ciudades es el resultado de la represión y la esclavitud y que la ciencia no sirve para explicar cuestiones como la belleza, el bien, la espiritualidad o la fantasía.

En el caso de España, en 1890 se crea el sufragio universal masculino (antes solo podían votar los miembros de la clase alta). Sin embargo, la población se siente pronto desilusionada porque, aunque todos los hombres podían votar en teoría, los votos eran amañados para que siempre ganasen los partidos que servían a los intereses de la burguesía. A la corrupción política se sumó, en 1898, la Guerra de Cuba, en la que España pierde sus últimas colonias en el mundo: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Esto provocó un movimiento de indignación y de deseos de lograr un país más avanzado: el Regeneracionismo.

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