Soldados en la Guerra de Cuba. |
Tras la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas en 1898, un pequeño grupo de escritores y políticos inicia en España un movimiento de indignación contra la corrupción política y el atraso de España, planteando en sus libros la necesidad de "regenerar" el país, es decir, renovarlo y convertirlo en una nación moderna a la altura de los demás países europeos.
La literatura modernista en España muestra en sus obras, aunque a veces parezca contradictorio, la búsqueda de la belleza suprema en mundos exóticos e irreales, o la actitud decadentista, unidas a la crítica social. Los escritores veían con desesperación cómo el pueblo español, atrasado e inculto, era manejado por una burguesía que poseía todas las tierras y la riqueza y que se negaba a llevar a cabo ningún tipo de reforma social. Estos grandes burgueses, que controlaban pueblos enteros mediante prácticas mafiosas y que amañaban los votos de campesinos y obreros, eran conocidos como caciques.
Fotografía de un velatorio en un pueblo español a finales del XIX. El atraso cultural, la pobreza y el fanatismo religioso, tres rasgos de lo que se conocía como "la España negra", son los males más atacados por los autores regeneracionistas en sus poemas, novelas y obras de teatro. |
Pío Baroja, Unamuno o Azorín reflejan en novelas y ensayos esta situación de corrupción y denuncian la miseria a la que gran parte de la población española se ve sometida. También en el teatro, Carlos Arniches realiza una caricatura grotesca del caciquismo en su obra Los caciques. Valle-Inclán es igualmente el crítico más feroz de la política española del momento en sus comedias bárbaras y en sus esperpentos, donde emplea técnicas expresionistas para mostrar de forma grotesca la miseria del pueblo, la corrupción de la clase alta y la crueldad del ejército.
Sin embargo, la denuncia llevada a cabo por los escritores regeneracionistas no llegó a triunfar ni a influir en el gobierno, sobre todo porque no formaba un proyecto político coherente, sino que se trataba de obras literarias que tan solo pretendían describir de una forma subjetiva (ya fuera prerrafaelista, impresionista, expresionista...) la realidad social de la España del momento. El regeneracionismo literario solamente afectó a las minorías de intelectuales, aunque con el tiempo fue evolucionando y tomando un carácter cada vez más revolucionario hasta llegar a las Vanguardias, cuando los escritores ya deciden hacer un arte políticamente comprometido que transforme en serio la sociedad en la que viven.
Lo que sí logró el regeneracionismo fue crear una literatura en la que apareciera el paisaje castellano como tema, frente a épocas anteriores como el Renacimiento, en que el paisaje estaba idealizado y no pertenecía a ningún lugar concreto. En busca de soluciones a los problemas de España, los regeneracionistas empiezan a reflexionar en sus obras acerca de qué es Castilla y del espíritu y carácter de sus gentes, su identidad. Es el caso de libros como Campos de Castilla de Antonio Machado, que aspira a llegar a la esencia de lo castellano para, a partir de ahí, buscar soluciones al atraso de esta región. También hubo escritores que reflexionaron sobre otras regiones, como José María Gabriel y Galán, que en sus Extremeñas analiza la esencia de la identidad de Extremadura, o Salvador Rueda, Manuel Machado y Juan Ramón Jiménez, que exploran la identidad andaluza y manifestaciones culturales típicas de la tierra como el flamenco.
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